Desde 1992, una ley federal en Estados Unidos ha prohibido la participación en apuestas deportivas en casi la totalidad del territorio (con la excepción de Nevada y las reservas de Delaware, Montana y Oregon), dando apoyo a las peticiones originales de las grandes ligas como la NFL, la NBA, la NHL o la MLB que temían que de permitirse, estas prácticas podrían afectar a la integridad de los encuentros. Su ilegalización no hizo desaparecer las apuestas, que pasaron a efectuarse mediante los habituales bookies y organizaciones ilegales y a formar parte de un entramado a menudo entrelazado con otras prácticas delictivas.
Los eventos de eSports han adquirido para los legisladores desde su concepción la misma categoría que los deportivos tradicionales, por lo que las desarrolladoras estadounidenses han adoptado desde el principio la postura generalizada de ignorar por completo la existencia de apuestas deportivas sobre sus competiciones oficiales, incluso a pesar de que en muchos países europeos y del resto del mundo estas prácticas quedan dentro de la legalidad y algunas organizaciones comerciales incluso patrocinan a equipos de primera línea.
Ahora, esta disputada ley ha sido derogada con una serie de condiciones por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, dando la razón a las peticiones del estado de Nueva Jersey con respecto a la legalización de las apuestas en los casinos de Atlantic City y extendiendo en el proceso a todo el país una validación que podría cambiar radicalmente el panorama de una industria hasta ahora ilegal para la que se estima un valor de 150.000 millones de dólares anuales.
La decisión del tribunal ha tenido el efecto inmediato de propulsar hasta nuevas cotas las acciones de las compañías mejor asentadas en el negocio, proporcionando un incentivo más para la formalización de procesos que permitan llevar a cabo apuestas sobre eventos deportivos a través de internet o incluso de forma presencial. Los representantes de muchas de las compañías internacionales con hasta ahora reducida presencia en EE.UU. ya han manifestado su intención de proporcionar rápidamente productos apropiados.
Un factor se interpone frente a la súbita proliferación de nuevos mecanismos para legalizar esta práctica, ya que la resolución del tribunal abre el camino para la regularización y fiscalización de los procesos ya sea mediante la adopción de una legislación a nivel federal o de cada estado. El Congreso decidirá sobre este particular y varias partes implicadas como las ligas, los sindicatos y los gobiernos locales han indicado su intención de participar en los beneficios de la legalización del juego sobre eventos deportivos.
Es pronto para vislumbrar el efecto que el cambio de política tendrá sobre los eventos de eSports, aunque de entrada todo parece indicar que en un plazo relativamente corto la ya fuerte presencia de estas prácticas en el panorama internacional se extenderá a uno de los mercados más importantes de la industria. Será interesante conocer las posturas de compañías como Riot Games o Activision Blizzard al respecto del cambio según se aclaren sus efectos inmediatos.
Los eventos de eSports han adquirido para los legisladores desde su concepción la misma categoría que los deportivos tradicionales, por lo que las desarrolladoras estadounidenses han adoptado desde el principio la postura generalizada de ignorar por completo la existencia de apuestas deportivas sobre sus competiciones oficiales, incluso a pesar de que en muchos países europeos y del resto del mundo estas prácticas quedan dentro de la legalidad y algunas organizaciones comerciales incluso patrocinan a equipos de primera línea.
Ahora, esta disputada ley ha sido derogada con una serie de condiciones por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, dando la razón a las peticiones del estado de Nueva Jersey con respecto a la legalización de las apuestas en los casinos de Atlantic City y extendiendo en el proceso a todo el país una validación que podría cambiar radicalmente el panorama de una industria hasta ahora ilegal para la que se estima un valor de 150.000 millones de dólares anuales.
La decisión del tribunal ha tenido el efecto inmediato de propulsar hasta nuevas cotas las acciones de las compañías mejor asentadas en el negocio, proporcionando un incentivo más para la formalización de procesos que permitan llevar a cabo apuestas sobre eventos deportivos a través de internet o incluso de forma presencial. Los representantes de muchas de las compañías internacionales con hasta ahora reducida presencia en EE.UU. ya han manifestado su intención de proporcionar rápidamente productos apropiados.
Un factor se interpone frente a la súbita proliferación de nuevos mecanismos para legalizar esta práctica, ya que la resolución del tribunal abre el camino para la regularización y fiscalización de los procesos ya sea mediante la adopción de una legislación a nivel federal o de cada estado. El Congreso decidirá sobre este particular y varias partes implicadas como las ligas, los sindicatos y los gobiernos locales han indicado su intención de participar en los beneficios de la legalización del juego sobre eventos deportivos.
Es pronto para vislumbrar el efecto que el cambio de política tendrá sobre los eventos de eSports, aunque de entrada todo parece indicar que en un plazo relativamente corto la ya fuerte presencia de estas prácticas en el panorama internacional se extenderá a uno de los mercados más importantes de la industria. Será interesante conocer las posturas de compañías como Riot Games o Activision Blizzard al respecto del cambio según se aclaren sus efectos inmediatos.