El boosting es una práctica supuestamente muy extendida entre los profesionales de Overwatch por la que el jugador recibe una compensación económica a cambio de subir de nivel otras cuentas del juego. Aunque su castigo está específicamente contemplado en las reglas de las competiciones oficiales de Blizzard como la OWL y Overwatch Contenders, la dificultad de obtener pruebas y el silencio de los implicados hace que su presencia parezca mucho menos extendida de lo que según algunas fuentes internas corresponde con la realidad.
Entre los casos que se han hecho públicos está la aparentemente muy limitada participación en esta práctica del jugador coreano Lee Happy (antes Vesta) Jung-woo, que acaba de ser contratado por el equipo de Overwatch Contenders del mismo país Meta Bellum.
Happy habría incurrido en estas prácticas hace algo más de un año durante poco más que tres días con unos ingresos de 80 dólares. De esta forma, su caso contaría con un perfil mucho más bajo que el de otros jugadores coreanos con un pasado como boosters, como los titulares de la OWL Kim Sado Su-Min y Son OGE Min-seok. El primero recibió una suspensión de 30 partidos en los Philadelphia Fusion a finales del año pasado y el segundo durante solo 4 encuentros justo antes de su debut con Dallas Fuel.
El boosting, al igual que cualquier acción que se acerque a las trampas a nivel competitivo, está terriblemente mal considerado en Corea, donde numerosas carreras profesionales han concluido tras descubrirse casos incluso en el pasado lejano de los jugadores. Recientemente la vuelta de OGE al equipo titular se encontró con la sorprendente negativa de los comentaristas oficiales coreanos de la OWL a ni siquiera nombrar al jugador.
Es por eso que el caso de Happy tiene un valor destacado, ya que el equipo que lo ha incorporado a sus filas es uno de los de la división coreana de la segunda liga de Blizzard. En el momento de la publicación de sus acciones, el jugador había sido expulsado de su anterior club perdiéndose la primera temporada.
El director del equipo Meta Bellum, John Kim, ha explicado que además de dedicar una parte de su tiempo a los servicios sociales para la beneficencia, Happy ha acordado destinar todo su sueldo y las ganancias que pueda conseguir en la Overwatch Contenders a la ONG ChildFund Korea. De esta forma, el jugador expiaría una falta en la que según Kim habría caído exclusivamente por su deseo imperante de convertirse en profesional.
El director completó su justificación del fichaje de Happy mencionando la seria hipocresía que rodea el asunto del boosting en la liga. Según sus palabras, casi ningún equipo debería de "tirar la primera piedra" en una lacra que se extiende a todos, desde jugadores a entrenadores. También aclaró que en muchos casos el motivo de estas prácticas surge de la racanería de los propios clubes, que en muchos casos no pagan a sus (a menudo muy jóvenes) jugadores y los fuerzan a firmar contratos abusivos.
Desde Blizzard podrían tomar algunas medidas destinadas a mejorar la situación, como la aplicación de unas penalizaciones concretas por estas prácticas que permitiesen a los jugadores recuperarse de forma clara frente a la durísima comunidad coreana una vez que se descubre su implicación. Sin embargo es difícil calcular el efecto que un cambio en este sentido podría tener en la proliferación en sí del boosting.
A nivel económico, la compañía americana proporciona unos incentivos concretos a los participantes en su segunda liga de Overwatch: los equipos reciben 587 dólares por cada victoria y 330 dólares por las derrotas durante la temporada regular. Además, el mejor clasificado consigue 30.000 dólares, el segundo 12.450, los terceros y cuartos 7.575 y del quinto al octavo 4.350.
Entre los casos que se han hecho públicos está la aparentemente muy limitada participación en esta práctica del jugador coreano Lee Happy (antes Vesta) Jung-woo, que acaba de ser contratado por el equipo de Overwatch Contenders del mismo país Meta Bellum.
Happy habría incurrido en estas prácticas hace algo más de un año durante poco más que tres días con unos ingresos de 80 dólares. De esta forma, su caso contaría con un perfil mucho más bajo que el de otros jugadores coreanos con un pasado como boosters, como los titulares de la OWL Kim Sado Su-Min y Son OGE Min-seok. El primero recibió una suspensión de 30 partidos en los Philadelphia Fusion a finales del año pasado y el segundo durante solo 4 encuentros justo antes de su debut con Dallas Fuel.
El boosting, al igual que cualquier acción que se acerque a las trampas a nivel competitivo, está terriblemente mal considerado en Corea, donde numerosas carreras profesionales han concluido tras descubrirse casos incluso en el pasado lejano de los jugadores. Recientemente la vuelta de OGE al equipo titular se encontró con la sorprendente negativa de los comentaristas oficiales coreanos de la OWL a ni siquiera nombrar al jugador.
Es por eso que el caso de Happy tiene un valor destacado, ya que el equipo que lo ha incorporado a sus filas es uno de los de la división coreana de la segunda liga de Blizzard. En el momento de la publicación de sus acciones, el jugador había sido expulsado de su anterior club perdiéndose la primera temporada.
El director del equipo Meta Bellum, John Kim, ha explicado que además de dedicar una parte de su tiempo a los servicios sociales para la beneficencia, Happy ha acordado destinar todo su sueldo y las ganancias que pueda conseguir en la Overwatch Contenders a la ONG ChildFund Korea. De esta forma, el jugador expiaría una falta en la que según Kim habría caído exclusivamente por su deseo imperante de convertirse en profesional.
El director completó su justificación del fichaje de Happy mencionando la seria hipocresía que rodea el asunto del boosting en la liga. Según sus palabras, casi ningún equipo debería de "tirar la primera piedra" en una lacra que se extiende a todos, desde jugadores a entrenadores. También aclaró que en muchos casos el motivo de estas prácticas surge de la racanería de los propios clubes, que en muchos casos no pagan a sus (a menudo muy jóvenes) jugadores y los fuerzan a firmar contratos abusivos.
Desde Blizzard podrían tomar algunas medidas destinadas a mejorar la situación, como la aplicación de unas penalizaciones concretas por estas prácticas que permitiesen a los jugadores recuperarse de forma clara frente a la durísima comunidad coreana una vez que se descubre su implicación. Sin embargo es difícil calcular el efecto que un cambio en este sentido podría tener en la proliferación en sí del boosting.
A nivel económico, la compañía americana proporciona unos incentivos concretos a los participantes en su segunda liga de Overwatch: los equipos reciben 587 dólares por cada victoria y 330 dólares por las derrotas durante la temporada regular. Además, el mejor clasificado consigue 30.000 dólares, el segundo 12.450, los terceros y cuartos 7.575 y del quinto al octavo 4.350.